viernes, 22 de julio de 2022

Basta de prohibicionismo en el deporte

 He seguido con preocupación las últimas semanas el asunto de las casas de apuestas deportivas online en Chile, y su relación con los clubes nacionales de fútbol profesional. Es un tema muy relevante que, creo, se está tratando y buscando resolver de forma equivocada.

 

En Chile la industria del juego y las apuestas es excepcionalmente legal. Es decir, esta industria es en general ilegal y su explotación está restringida a ciertas entidades autorizadas por ley: la Polla Chilena de Beneficencia (Xperto, Loto, etc.), Lotería de Concepción (Kino y otros), los hipódromos (Teletrak), casinos y cruceros turísticos, quienes tienen un monopolio legal del rubro. Por tanto, cualquier otro sitio web que opere u ofrezca juegos de azar y apuestas online en Chile está en la ilegalidad, como Betway, Coolbet, Bet365, etc., empresas internacionales que sí aceptan apuestas desde Chile. Así, éstas son las Uber y Cabify del mundo de las apuestas.

 

Otro pelo a la sopa es que algunas de estas empresas han firmado acuerdos comerciales con clubes de fútbol profesional a través de, entre otros, Vibra, agencia de marketing de propiedad de Fernando Felicevich. Y ¿cuál es el problema? Que es un agente de jugadores con muy mala prensa en Chile y al que se le ha acusado sistemáticamente (sin pruebas y en base a rumores) de tener una influencia indebida en clubes nacionales y hasta de armar la selección nacional.

 

Asimismo, para coronar el asunto, hoy se discute en el Congreso un proyecto de ley que busca prohibir la publicidad relacionada a casas de apuestas en actividades deportivas. Esta se sumaría a la prohibición legal de publicidad de bebidas alcohólicas en el deporte, actualmente vigente.

 

Ahora bien, estas líneas no son una defensa corporativa de la industria de las apuestas ni menos del referido agente de jugadores. Sino un punto de vista para tratar el tema desde otro ángulo y resolver el problema de forma útil y constructiva.

 

Efectivamente, es fundamental que el funcionamiento de las casas de apuestas internacionales en Chile –no sólo las deportivas– sea regulado y se dote a la Superintendencia de Casinos de Juego con todas las herramientas para su control y fiscalización. Porque es una industria con muchas externalidades negativas sociales, como el vicio, el vínculo con el crimen organizado, y que el deporte sufre en especial con el arreglo de partidos. En tal sentido, también la Federación de Fútbol y la ANFP deberían crear protocolos y campañas para prevenir el arreglo de partidos, entre los diferentes temas que tienen pendientes.

 

Sin embargo, el mayor problema está en la medida que se impulsa desde el Poder Legislativo, la que cae en un simple prohibicionismo que corta por lo sano, que no soluciona el problema de fondo y que afecta gravemente a la industria deportiva. Por el contrario, en Chile urge fomentar, simplificar y facilitar la inversión en el deporte desde todo ámbito. Tanto para contrarrestar las cifras alarmantes de sedentarismo y obesidad en la población, dotar de cultura deportiva al país –ciudadanos e instituciones– y mejorar los resultados en el alto rendimiento, por ejemplo, el desempeño de clubes en copas internacionales y el recambio en la selección.

 

Este último punto, así como varios otros males de nuestro fútbol, ha sido ampliamente criticado y discutido por los medios y ciudadanía, pero rara vez con visión constructiva, diagnósticos de causas claras ni menos propuestas concretas de mejora. En cambio, una industria como la del juego y las apuestas (y el entretenimiento en general) que está invirtiendo fuertemente en el deporte en todo el mundo, en vez de apartarla, debe ser atraída y bienvenida, poniéndole límites adecuados y llevándola a que sea parte de la solución y no del problema.

 

Así, en vez de prohibir su presencia en el deporte, sería mucho mejor que ayude clara y fuertemente en la prevención, control y fiscalización de sus externalidades negativas. Estas empresas son aliados naturales e ideales para fomentar la transparencia, fair-play financiero y el juego responsable; para atacar malos hábitos; ahuyentar al crimen organizado de esta industria y empujar a la profesionalización del deporte y orientarlo más hacia el entretenimiento, único lugar donde puede ser autosustentable. De hecho, se haría un gran favor al deporte y la sociedad que se hiciera algo parecido con las bebidas alcohólicas ¿O acaso dicha prohibición ha ayudado en algo a que en Chile se tome menos y/o de forma más responsable?

viernes, 26 de febrero de 2016

Reforms to the football model: 2. Leave rivalry on the pitch


De www.mundodeportivo.com
As I said on a previous column, it’s urgent to reform the football model, in the world in general and particularly in Chile. A key point for this is a swift evolution of the existing concept of rivalry between teams and the limits it should have.

Is very common to read or hear about pungent statements, accusations or even insults among teams directors, incapable of keeping apart from conflicts that can naturally arise from the pitch between players and/or managers or coaches (even though they are quite as bad), which only fallouts in negative impacts heating and stressing up the atmosphere more than it already is. That inability of drawing back undermines football’s own core, because absorbed on their personal agenda, they see others just like an antagonist to defeat and not as a strategic associate with whom to compete. They don’t understand the importance of the collective benefit being before their own.

This problem is evident and has many examples: Sergio Jadue’s directory board (also some before him) at ANFP operating as one more club, looking for their personal profit; the countless changes to the competitions’ structure in all divisions and to the ways of qualification to international cups; the abuse to the 2nd Professional Division with clubs without voice nor vote nor CDF’s profits[1] even though being part of the Association; directors loving to appear on the Media and get fame; and in general the lack of long-term planning and the multiple scandals, tumbles and sitcoms which they have lead along the years.

Generally in football there’s no sense of community among teams, of a united guild with common goals. The least to find are clans defending interest of a few, but never worried about the whole collectivity, about growing as a league, neither as an association and/or federation nor less as national football’s representatives. Yet, however a club makes the championship or gets good results, even if it’s the most popular or the most competitive it can’t work without the rest. Otherwise the league moves backwards or doesn’t progress to its potential, preventing that club of getting returns significantly bigger. All clubs must understand that they can only be rivals inside the pitch and that outside have to be the best, the most honest, loyal and closest partners; where mutual respect and the development of one will inexorably bring to everyone’s benefit greater than what they could get acting by their own. The only way of doing so is by means of communitarian policies and actions watching the development as a whole and not individually.

Likewise, letting rivalry flood the different areas of sport, gives foot to thrive of violence which will later be reflected on the stands, an illness responsible of so much damage and with no apparent solution. Concrete and drastic measures are required to avoid it, starting with leading by example, i.e. stop using expressions like “war”, “enemies”, “life or death”, etc. Thus, the faster the clubs can comprehend and adapt to that concept in their roles of directors, managers, coaches, players –but also as brands-, they will be able to transmit it to the fans in a faster and better way for them to embrace it too. Teams have to change their ways of communication from their representatives’ statements, their news or publications and even "being the message"; that is, the form and substance of the information they release and how they present themselves as a club and brand.   
   
Is undisputed that football’s industry has an enormous economic potential, reason why marketing and communication actions get more relevant every time. For example in Spain, however La Liga is underexploited, that countless teams are boarding bankruptcy or the infamous Madrid- Barça’s duopoly, a recent study[2] points out that during 2013 football made more than €7600 million (counting direct, indirect and induced effects), standing for a 0.75% of Spain’s GDP; created more than 140,000 full-time jobs; paid more than €2800 million in taxes. Besides the 54% of Spaniards consider professional football’s highest contribution is over the brand Spain (2nd after tourism) and a 33% over healthy habits generation. In the case of Germany, the economic effects of Fußball’s successes are bigger every day. According to an inform of the consultant McKinsey[3], in 2014 the Bundesliga generated over €8000 million in benefits (55% more than in 2008), which left more than €2300 million in the German treasury for taxes and produced more than 110k full-time jobs. And if that wasn’t enough, the study shows that every football job creates another 12 more in different sectors; that every € invested in German football has a rate of return of €2.6 in tourism, hospitality, etc.; and it also submits that Bundesliga will have a 35% growth by 2020.

Moreover, in USA the sports industry has indeed grasped that the community interest leads to everyone’s benefit. For instance there is the dance of thousands of millions regarding one only competition such as the Super Bowl[4], or the NBA which every franchise’s average value of last year reached USD 1250 million (solely one club suffered losses during 2015)[5]. The thing is that strengthening the Association, the group competition, will make the show more appealing for the people, will gather further investors, higher purchasing power in front of possible transfers making them more attractive to come and play in their league and country, will increase the incomes… infinite values. Nevertheless, the challenge is to take that potential and transform it in positive impacts. Given the starting ground it looks like there’s only room for optimism, even though till today it has been too much time and resources lost in the way.

Therefore, football must operate as an industry ruled by the market’s methods, as a business that wants to grow and last sustainably in time, develop its trade, take its products and/or services to the largest number of people possible and get ingrained into the society and its community. However, it needs to act knowing that its market or clients are truly special, different from all others, since here there are essential distinctive elements: non-negotiable passion and fidelity –few things are worse than football chameleons. That unique feature is, simultaneously, the sports’ pro and con: a demanding client (who doesn’t consider himself as such) but very loyal; an intense but meddling consumer that wants to take part on every one or most of the decisions. Furthermore in that perspective, football’s industry must be consequent in all its areas, from its cells as clubs, to being part of an association and/or federation as a union, including its international representation on continental confederations (Chile’s case, CONMEBOL).  

Finally, rivalry must be limited onto the pitch, controlled, because otherwise it infects the atmosphere, erodes the institutions, contradicts the values of the game, poisons the environment and ends destroying the own individual projects. Football has to accomplish that at the end of a competition the teams simply regret for the sporting result (which sadly only one gets crowned) and to be capable of congratulating that single champion; that “Third Halves” can be made after each game between every squad, because outside the pitch they stop being rivals.     




[1] Canal Del Fútbol (Football Channel). See http://bit.ly/1QoHzC1
[2] KPMG Inform, “Socioeconomic Impact of Professional Football in Spain”, 2015.
[3] McKinsey Consultant Inform, “Bundesliga, Growth Motor”, Germany, 2015. Wachstumsmotor Bundesliga Die ökonomische Bedeutung des professionellen Fußballs in Deutschland – Ergebnisse 2015
[4] Super Bowl’s 30 seconds of publicity cost USD 5 million approx. http://bit.ly/1QjyRoJ
[5] “Knicks, NBA’s most valuable franchise”. Marketing Deportivo MD – 21/01/2016 http://bit.ly/1SyJRym

jueves, 18 de febrero de 2016

Reforma al modelo del fútbol: 2. Rivalidad se deja en la cancha


Imagen de Taringa: http://bit.ly/1KsHyut  
Como comentaba en una columna anterior, es urgente reformar el modelo del fútbol, en el mundo en general y en Chile particularmente. Y un punto clave para ello es la necesaria evolución del concepto que existe respecto de la rivalidad entre los clubes y los límites que ésta debe tener.

Es muy común leer o escuchar declaraciones picantes, acusaciones o insultos inclusive entre directivos de distintos equipos, incapaces de abstraerse de los conflictos que pueden emanar naturalmente del campo de juego entre jugadores y/o entrenadores (no obstante sean igual de condenables), obteniendo únicamente efectos negativos al calentar y tensionar más el ambiente. Esa ineptitud de separar aguas socava el núcleo mismo de la actividad, pues, absortos en sus intereses personales, ven al otro sólo como un antagonista al cual derrotar y no como un socio esencial con el cual competir. No entienden la preponderancia del interés colectivo por sobre el propio.

"Los clubes deben entender que sólo pueden ser rivales dentro de la cancha, y que fuera tienen que ser los socios más fieles, honestos y cercanos"

Este mal es fácilmente palpable y sobran ejemplos de ello: el grupo directivo de Sergio Jadue (y otros antes también) en la ANFP que operaba como un equipo más, buscando su propio provecho personal; los innumerables cambios al formato de campeonato en todas las divisiones y de clasificación a torneos internacionales; el abuso a la 2ª División Profesional, clubes que no tienen voz ni voto ni repartos del CDF, a pesar de ser miembros de la Asociación; dirigentes que les gusta aparecer en los medios y ganar fama; y, en general, en la falta de planificación a largo plazo y los múltiples escándalos, volteretas y teleseries que se han protagonizado a lo largo de los años.

En el fútbol, en general, no existe el sentido de comunidad entre clubes, de gremio unido con objetivos comunes. Máxime se encuentran camarillas que defienden intereses de pocos, pero nunca preocupados de la colectividad completa, de crecer como liga, como asociación y/o federación ni menos como representantes del fútbol nacional. Esto trae como consecuencia que por más que un club salga campeón o logre buenos resultados, por mucho que sea el más popular o el más competitivo, no puede funcionar sin el resto, ya que así la liga retrocede o no progresa a su potencial, impidiéndose de obtener rendimientos significativamente mayores. Los clubes deben entender que sólo pueden ser rivales dentro de la cancha, y que fuera tienen que ser los socios más fieles, honestos y cercanos; que el respeto mutuo y el desarrollo de uno llevarán inexorablemente a un beneficio mayor para todos del que tendrían actuando solos. La única manera de hacerlo posible es mediante políticas y acciones comunitarias que velen por el desarrollo como colectivo y no individualmente.

Igualmente, dejar que la rivalidad inunde los distintos ámbitos del deporte, da pie al florecimiento de la violencia que luego se reflejará en las tribunas, lo que tanto daño ha provocado y cuyo problema pareciera no tener solución. Para evitarlo se requieren medidas drásticas, concretas, partiendo por enseñar con el ejemplo, i.e. dejar de usar conceptos como “enemigos”, “guerra”, “vida o muerte”, etc. Así, mientras más rápido lo comprendan y adapten los clubes en sus roles de dirigentes, jugadores, entrenadores –pero además, y muy importante, como marcas–, antes y mejor lo transmitirán a los hinchas y aficionados para que éstos a su vez puedan adoptarlo. Los clubes tienen que cambiar la forma de comunicar, desde las declaraciones de sus representantes, en la emisión de una noticia o publicación y hasta siendo el propio mensaje; es decir, la forma y fondo de la información que emiten y de cómo se transmiten como club y marca.

"...dejar que la rivalidad inunde los distintos ámbitos del deporte, da pie al florecimiento de la violencia que luego se reflejará en las tribunas..."

La industria del fútbol tiene un potencial económico gigante, razón por la cual las acciones de comunicación y marketing cobran cada vez mayor relevancia. Por ejemplo, en España a pesar de que La Liga está subexplotada, de que un sinnúmero de clubes bordean la quiebra, del famoso duopolio Madrid-Barça… un estudio[1] señaló que durante el año 2013 el fútbol generó más de €7.600 millones contabilizando efectos directos, indirectos e inducidos, representando un 0,75% del PIB español; creó más de 140.000 empleos a jornada completa; pagó más de €2.800 millones en impuestos; además, el 54% de su población considera que la mayor contribución del fútbol profesional se produce sobre la marca España (en 2° lugar tras el turismo) y un 33% sobre la creación de hábitos saludable. Por el lado de Alemania los efectos del éxito del Fußball en la economía son cada vez mayores. De acuerdo a un informe de la consultora McKinsey [2], en 2014 la Bundesliga generó beneficios por más de €8.000 millones (55% más que en 2008). Ello dejó más de €2.300 millones en el erario alemán por impuestos y creó más de 110.000 empleos a tiempo completo. Y por si fuera poco, el estudio demuestra que cada puesto de trabajo en el fútbol alemán genera otros 12 en distintos sectores; que cada € invertido en el fútbol alemán tiene una tasa de retorno de €2,6 en la industria del turismo, hotelería, etc.; y se postula que para 2020 la Bundesliga tendrá un crecimiento del 35%.

Por su parte, en EEUU la industria deportiva sí ha entendido que el interés comunitario lleva al beneficio de todos. Una muestra son los miles de millones que mueve una sola competencia como el Super Bowl[3], o que durante el último año sólo 1 club de la NBA sufrió pérdidas (en 2015 valor medio de cada franquicia alcanzó USD 1.250 millones)[4]. Es que potenciar la Asociación, la competencia grupal, hará más atractivo el espectáculo para la gente, convocará más inversionistas, habrá mayor poder adquisitivo frente a refuerzos que les será más atractivo venir a jugar a este lugar perdido al sur del mundo, aumentarán los ingresos… infinitas consecuencias. Ahora bien, el reto está en aprovechar ese potencial y transformarlo en efectos positivos. Dado el piso del que estamos partiendo pareciera que sólo cabe ser optimistas, sin embargo ha sido demasiado el tiempo y recursos perdidos hasta hoy.

"Hay que limitar la rivalidad a la cancha, controlarla, porque de lo contrario infecta al medio, erosiona sus instituciones, contradice sus valores, envenena el ambiente y termina por destruir los propios proyectos individuales"

Por consiguiente, el fútbol debe operar como toda industria que se rige por los designios del mercado que quiere crecer y mantenerse en el tiempo, desarrollar su actividad, llevar sus productos y/o servicios a la mayor cantidad de gente posible y arraigarse en la sociedad y su comunidad. Sin embargo, se requiere actuar sabiendo que su mercado o clientela es especial, diferente a las demás, pues acá se encuentran elementos distintivos fundamentales: pasión y fidelidad intransables –hay poca gente peor que quien cambia de chaqueta. Ese elemento diferenciador es, a la vez, la ventaja y debilidad del deporte: un cliente (que no se considera tal) muy exigente pero fiel; consumidor intenso pero entrometido, que quiere ser parte de todas o gran parte de las decisiones. Asimismo, en esa perspectiva la industria del fútbol debe ser consecuente en todos sus ámbitos, desde sus células como clubes, como gremio parte de una asociación y/o federación, hasta su representación internacional en una confederación continental (en el caso de Chile, la CONMEBOL).

En fin, hay que limitar la rivalidad a la cancha, controlarla, porque de lo contrario infecta al medio, erosiona sus instituciones, contradice sus valores, envenena el ambiente y termina por destruir los propios proyectos individuales. El fútbol tiene que lograr que al terminar un campeonato, los clubes simplemente se lamenten por el resultado deportivo (que lamentablemente corona a uno solo) y que sean capaces de felicitar a ese único campeón; que después de cada partido se pueda realizar un “tercer tiempo” entre los planteles de cada equipo, pues fuera de la cancha dejan de ser rivales.



[1] Estudio “Impacto socio-económico del Fútbol Profesional en España” de la consultora KPMG, 2015.
[2] Informe “Bundesliga, Motor de Crecimiento” de la Consultora McKinsey, Alemania, 2015. Wachstumsmotor Bundesliga Die ökonomische Bedeutung des professionellen Fußballs in Deutschland – Ergebnisse 2015
[3] USD 5 millones aprox. Costaron sólo 30 segundos de publicidad en el Super Bowl http://bit.ly/1QjyRoJ
[4] “Knicks, la franquicia más valiosa de la NBA”. Marketing Deportivo MD – 21/01/2016 

lunes, 8 de febrero de 2016

Reforma modelo del fútbol (chileno): 1. Necesidad de nueva estructura

Imagen: anfp.cl
El pasado jueves 5 de febrero de 2016, la nueva dirigencia de la ANFP, encabezada por Arturo Salah, reconoció arrastrar un déficit de $9 mil millones, justo después de su año más exitoso deportivamente y en el que se tuvo mayores ingresos. Aunque resta conocer el resultado de los procesos judiciales en EEUU y ahora en Chile, el diagnóstico es unánime: Jadue (y otros) levantó con pala, como se dice en buen chileno –más allá de que el principio de presunción de inocencia debe imperar siempre, este caso raya en lo flagrante. De hecho Jadue actualmente vive en Miami mientras colabora con el FBI y la fiscalía estadounidense como culpable–. Y claro, si los gastos de la ANFP son de país en guerra, sólo los montos de los premios acordados con el plantel de la selección y los contratos con Sampaoli (laborales, premios y otros) superan toda lógica contable; ahora se cuestionan –con justa razón– hasta los contratos con proveedores.

Salah y cía. ya han tomado iniciativas de austeridad: Se ha contratado un DT más barato que el anterior, Juan Antonio Pizzi y sus colaboradores cobrarán US$ 1,5 millones anuales, y se buscará renegociar a la baja los premios acordados con el plantel de la Selección por clasificar a Rusia, cuya cifra millonaria suma US$ 17,4 millones.

Sin embargo, los problemas no se reducen a la ANFP, pues ha trascendido que varios clubes de 1ª A y B están al borde de la quiebra, entidades tan emblemáticas como Santiago Wanderers y Cobreloa. A ello sumemos que no se han podido vender los derechos por la transmisión de los goles y resúmenes de los partidos, ya que para los canales nacionales tenerlos no está resultando atractivo. También, no olvidemos los problemas de violencia en los estadios que, además de alejar al público espectador y llevar a jugar sin hinchadas visitantes, tienen a un programa de gobierno y su encargado completamente cuestionados, como es el caso de Estadio Seguro y José Roa. El barco del fútbol se hunde y le entra agua por todos lados, pero en vez de parcharlo o redirigirlo, se necesita reemplazarlo por uno nuevo, urgentemente.

En efecto, se requieren cambios profundos no sólo en la gestión y transparencia del gobierno de la ANFP y Federación, sino en todo el modelo bajo el cual se estructura el fútbol chileno, incluso legal y reglamentario. Las administraciones del fútbol (y el deporte en general) en todos sus ámbitos, local, continental y mundial, están en una crisis total de confianza, cargando visiblemente con el cartel del crimen y la corrupción. Eso se debe en gran parte a su forma de organización en entidades (comerciales o sin fines de lucro) cerradas a auditorías externas y control público; a dirigentes muy cercanos a las cúpulas de poder y a los gobiernos respectivos, con malas prácticas arraigadas y muy pocos profesionales especializados en los cargos directivos y más estratégicos, con mucho nepotismo y amiguismo.

La ley chilena establece que el deporte profesional se debe desarrollar a través de sociedades anónimas especiales, que deben cumplir una serie de requisitos para su funcionamiento (Ley 20.019). Pero, tal normativa presume características y elementos de organización, gestión y profesionalismo que no se pueden encontrar en Chile, ni siquiera en el deporte rey. De hecho establece una inocua fiscalización con la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) y el Instituto Nacional de Deportes (IND), Servicio del Ministerio del Deporte, ineficaz e inaplicable en la práctica a la primera, como ya se ha explicado en “Crisis Institucional en el Fútbol Chileno: Caos y Posibles Soluciones [1]. Por ende, este es un punto fundamental a modificar.
            
En ese sentido, el cambio tiene que partir desde la cabeza. La ANFP tiene ser una empresa con una visión comercial que “chorree” a sus socios y la haga sostenible en el tiempo, implementada con medidas estrictas de transparencia, publicidad y fiscalización externa. Además, encargarse de ser el primer y principal fiscalizador de los clubes ¡y no al revés!, quedando las ligas o torneos profesionales bajo su tutela, creando figuras distintas entre las distintas categorías para que los intereses se focalicen y se descentralicen. En cambio, la Federación debe asumir, de una vez por todas, su papel de figura principal encargada de dirigir los hilos de todo este deporte (separada de la ANFP), desde la formación de niños en colegios, las ligas amateur ANFA[2] y privadas, la difusión y fomento del fútbol y sus valores, creación de políticas públicas, construcción y reparación de infraestructura deportiva, entre otras, pero en especial de la selección nacional en todos sus niveles. La Federación es la representante del fútbol en Chile, no la ANFP, y como tal tiene que asumir la tarea que le es propia y de la cual es la verdadera responsable ante la FIFA y, fundamentalmente, frente a todos los chilenos.

Esta separación de funciones y poderes es esencial para la protección y desarrollo del fútbol en Chile, ya que se separarán intereses y tenderá a profesionalizarse la actividad, facilitando la priorización y fortalecimiento de materias que se habían dejado de lado en la propia institucionalidad del fútbol, como también en los mismos medios y la comunidad. El fútbol, como deporte, es vehículo de salud, inclusión, bienestar y realización personal, pero hasta ahora en Chile esto no se ha reflejado, menos desde sus principales organismos los cuales están completamente al debe.

No puede ser que ante los repetitivos hechos de violencia en los estadios, en las calles, en los barrios –en el contexto del fútbol profesional y amateur–, la Federación de Fútbol de Chile no sólo carezca de una unidad especializada en este tema, sino que ha estado completamente ausente de propuestas o estudios serios sobre cómo combatirla ni menos vencerla definitivamente. Se ha alejado de sus raíces, de sus bases, de la comunidad deportiva incluso como clientes y proveedores de este particular servicio.

Por tanto, es hora de que los organismos del fútbol despierten, se laven, arreglen y empiecen a trabajar. El fútbol, sin perder su autonomía, tiene que saber unirse y pedir la ayuda de las autoridades, pues una reforma de modelo debe socializarse, adecuarse, entenderse y aceptarse por todos los sectores, todos los actores, sino será imposible avanzar correctamente.



[2] Asociación Nacional de Fútbol Amateur

viernes, 27 de noviembre de 2015

Crisis Institucional en el Fútbol Chileno: Caos y Posibles Soluciones

Por José Tomás Valenzuela | @elBolillo_

Crédito: Agencia Uno
A pesar de ser el mejor año (deportivamente) de la Federación de Fútbol de Chile, tras obtener por 1ª vez la ansiada Copa América, diversos hechos recientes han demostrado que el éxito de la selección nacional es sólo una fachada de la grave crisis interna –directiva, institucional y estructural– que sufre el fútbol chileno.

Ahora bien, el caso particular del ex presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) y la Federación de Fútbol de Chile, Sergio Jadue, es una bomba que indefectiblemente producirá graves daños a la imagen y estructura del fútbol chileno. De un día para otro, y en medio de la disputa de importantes partidos clasificatorios al próximo Mundial, el Sr. Jadue viajó (o huyó) a Estados Unidos para colaborar con el FBI y la justicia de ese país, acogiéndose a una delación compensada para rebajar una posible condena criminal. Resulta que el ex presidente sí estaba involucrado en el Fifagate (contrario a lo que había recontra jurado) y tendría varios millones de dólares en cuentas en paraísos fiscales. Pero aun tiene el descaro de renunciar, a regañadientes, sólo después de que se lo exigió el Consejo de Presidentes de los clubes miembros de la ANFP.

No obstante, y por si fuera poco, hace apenas unos meses el Ministerio de Justicia –organismo encargado de fiscalizar las corporaciones sin fines de lucro como la ANFP– le había señalado que la última reforma estatutaria sería ilegal. En ella, entre otras cosas, se fijaron remuneraciones para el presidente y demás miembros del directorio de la ANFP, lo cual contraviene los artículos 551 y siguientes del Código Civil que prohíben distribuir utilidades y establecer remuneraciones a los socios y directores. Inclusive, esta semana fiscalizadores de dicho ministerio se apersonaron en las oficinas de la ANFP solicitando documentos y registros contables, ¡pero se les prohibió el ingreso! Ante lo ocurrido –y frente a las posibles sanciones que van hasta la pérdida de la personalidad jurídica–, desde la Asociación se indicó que el impase se produjo por un “error de comunicación”, asegurando estar a completa disposición de la justicia. Otro que expuso problemas en la entrega de información fue Ramiro Mendoza, ex Contralor General de la República, nombrado auditor externo de la ANFP cuando explotó el caso Fifagate allá por junio de este año.

Para mayor inri, estas semanas son claves para determinar si la ANFP hará uso de la opción de compra del 20% que le resta para obtener la totalidad de la propiedad del CDF (Canal del Fútbol). El próximo 31 de diciembre de 2015 vence el plazo para pagar la millonaria suma estimada en USD 19 millones. Para ello se está en plena etapa de evaluación y negociación con empresas inversionistas, y como si no fueran tiempos suficientemente difíciles, Fox Sports –la adjudicataria favorita– acaba de retirar su oferta por el caos generado con la actual crisis, que tiene a una ANFP sin un directorio definido con el cual negociar. El CDF siempre ha sido un tema crítico en la ANFP; desde que el negocio reporta millonarios dividendos, la lucha por el reparto de los excedentes ha sido encarnizada. Basta recordar el caso de Harold Mayne-Nicholls en tiempos que su excelente gestión con el CDF, la recuperación del espectáculo y de la selección en la era Bielsa hacían prever una fácil reelección, pero su postura chocaba con la de los clubes “grandes”, lo que derivó en una infeliz novela que terminó con Jadue asumiendo de rebote.

Lo peor de esta historia es que nadie se ha sorprendido con el devenir de los acontecimientos actuales. Es generalizada la opinión pública de que se tienen que ir todos, de que es necesario un cambio total no solo de los directores en la Asociación, sino también en los respectivos clubes, que se reformen los estatutos abriendo la ANFP a gente externa en el directorio, en su auditoría y fiscalización, en una administración general profesional, etc. En efecto, de no concretarse la compra del CDF quedará demostrado como la desorganización, descontrol y falta de seriedad de los dirigentes hará perder una oportunidad histórica para fortalecer la economía del fútbol chileno y asegurarse la propiedad y administración de un negocio como el CDF cuya rentabilidad crece sostenidamente en el tiempo.

La ANFP (al igual que FIFA) es un ente privado, autónomo, cerrado que no se ha adecuado a la Ley 19.017 del Deporte, por tanto no es objeto de los requerimientos que dicha norma establece ni de la fiscalización que esa ley encargó en el IND[1] (hoy Ministerio del Deporte). Igualmente, en la práctica tampoco le aplica la Ley 20.019 de SADP[2], pues ésta rige a los clubes, mas no a la Asociación/Federación que las acoge, por ende la SVS no la puede controlar. Y puesto que la ANFP no es una sociedad anónima ni la rige la Ley del Deporte, escapa de los requisitos y funciones que la Ley 20.019 prescribe, al no existir un organismo que tengas atribuciones efectivas y eficientes de fiscalización sobre aquélla. Así, sólo queda el Ministerio de Justicia que recién ahora está actuando, pero que tampoco tiene las herramientas para efectuar certera y eficientemente el control necesario.

Más aún, de meterse más el Estado, FIFA raudamente pondría el grito en el cielo por la prohibida influencia estatal y amenazaría con la temida suspensión de la Federación de competencias oficiales. Y no hay gobierno que soporte la presión popular de dejar a su selección (a su país) sin Mundial. Así, depende sólo de la ANFP y sus socios aplicar las reformas necesarias.

Por su parte, la estructura jurídica en que está construida la institucionalidad del fútbol chileno es otro elemento que conduce a problemas, pues las ligas (Asociación) no están separadas de la Federación y dejan al fútbol amateur (ANFA) en un lugar más oscuro, más cerrado, con pocos recursos y aún menor fiscalización.

Consiguientemente, es vital que el cambio parta por ahí, diseñando una estructura distinta en que la Federación, como ente superior, sea el principal control interno en el esquema del fútbol, separado de la Asociación de clubes profesionales, que se encargue de las Selecciones Nacionales. Además, que se preocupe en mayor medida, con más publicidad, transparencia y recursos del desarrollo del fútbol de base, de los clubes y jugadores aficionados, fortaleciendo así este deporte en toda la comunidad y en lugares en que el fútbol profesional no llega.

Otra medida importante, sería la creación o transformación de la ANFP en una empresa, una sociedad anónima que se preocupe de hacer crecer el negocio del fútbol y el desarrollo sustentable y sostenible de sus socios –los clubes–, bajo una administración más abierta y transparente, y bajo la atenta fiscalización y control de la SVS, con balances públicos, mejor manejo de las marcas que componen el fútbol chileno, la misma ANFP, etc. Los clubes tienen que entender que son socios de un mismo negocio y que sólo se enfrentan en la cancha.

Actualmente son muchas las entidades públicas y privadas, nacionales e internacionales que luchan contra graves problemas de credibilidad por distintos casos de corrupción u otros escándalos diferentes. Por ello la opinión pública y las comunidades respectivas exigen funcionamientos éticos, control y supervisión efectivos e independientes, elecciones directivas limpias, en fin, total transparencia. Eso es lo que pide y necesita el fútbol chileno, y de tomar las medidas adecuadas los primeros y grandes beneficiados serán los propios dirigentes, y luego todo el país (y el mundo) les estará agradecidos infinitamente. Pero como todo en la vida, la mezquindad muchas veces impide ver el camino correcto y más fructífero; esperemos que éste no sea el caso.
                                             



[1] Instituto Nacional de Deportes de Chile del Ministerio del Deporte.
[2] Ley (2005) que obligó a todos los clubes de fútbol profesional a convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales (SADP), rigiéndose por esa ley y por la fiscalización y control de la SVS y del IND.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Suazo vs Colo-Colo, ¿nuevo gol del Chupete?


Crédito: Agencia Uno
Como es de público conocimiento, hace unas semanas José Luis Sierra, DT de Colo-Colo, decidió reemplazar a Humberto "Chupete" Suazo cuando faltaban poco más de 20' para que terminara el partido en que empataban –con uno menos– frente a San Marcos de Arica. Esa decisión no gustó para nada al calvo goleador, y se lo hizo saber inmediatamente al entrenador y cuerpo técnico con fuertes insultos. Tales hechos a pesar de ser nefastos, ordinarios y repudiables, son muy comunes en el fútbol y suelen resolverse internamente, a veces con alguna sanción deportiva o económica, con una previa aclaración correspondiente entre los involucrados. Ello fue justamente lo que buscó Sierra al citar a Suazo a una reunión al día siguiente. Sin embargo, Chupete se negó a ir señalando "no hablo con mediocres".

La reacción de Sierra y su cuerpo técnico no se hizo esperar y le comunicó a la dirigencia que no contaba más con Suazo y, en una práctica tan habitual como ilegal dentro del fútbol, habría decidido separarlo del plantel. Pero antes que ello se efectuara, los directivos eligieron tomar un camino más extremo aún y terminar unilateralmente el contrato del futbolista por la causal de incumplimiento grave de las obligaciones del contrato (Art. 160 N° 7 del Código del Trabajo). Más aún, en las conversaciones con el agente del delantero las partes tampoco llegaron a acuerdo en el monto de indemnización, anunciándose que el tema se resolvería en instancias judiciales.

Si se analizan los incidentes específicos que gatillaron este caso, un supuesto insulto de Humberto Suazo –en caliente tras ser reemplazado– y negarse a una reunión posterior con el DT, a priori, difícilmente constituirían por sí solos un incumplimiento contractual de carácter grave, considerando que la carga probatoria recae exclusivamente en Colo Colo. Asimismo, como la ley laboral no señala qué se entiende por grave, es el juez quien lo debe determinar en relación a las pruebas que presente el empleador sobre los hechos, el historial del trabajador, el contexto, las atenuantes y agravantes, etc. Adicionalmente, para que una rescisión de este tipo tenga resultados propicios para Colo Colo, se requieren pruebas concretas y contundentes que limiten la subjetividad del caso en cuanto a la interpretación del juez, pues, además, en Chile los tribunales laborales tienden a fallar a favor de los trabajadores en un 70-80%.

En efecto, las implicancias y características de este caso lo hacen muy delicado. Además de tratarse de uno de los mejores jugadores chilenos y de Colo Colo de la última década –sino de todos los tiempos–, y de las figuras de un plantel en plena lucha por el campeonato, Suazo era el mayor sueldo del camarín albo: alrededor de $42 millones de pesos mensuales. Al contrato le restaban 8 meses de vigencia, es decir, un total de $336 millones de pesos.

Más allá de que la actitud del jugador es repudiable, en mi opinión el camino y la estrategia que ha tomado el club no es la mejor. La máxima dice que es preferible siempre un mal acuerdo a un buen juicio, y a lo drástico de la decisión se suma lo rápido o apresurado con que se zanjó por parte de Blanco y Negro. Es muy probable que los insultos y la falta de respeto para con el entrenador no sean la única razón que motive el despido, sino que haya sido la última falta tolerable y que en conjunto sumen un "incumplimiento grave", jurídicamente hablando y bajo las premisas ya expuestas. Sin perjuicio de lo anterior, todavía es posible llegar a un acuerdo económico previo a una sentencia que, de llegar a ese punto, dejará muchos heridos, especialmente en el club.

Por su parte, deportivamente no parece ser la decisión más sabia, tanto por la repercusión mediática y emocional en la hinchada, prensa, jugadores históricos y auspiciadores, pero principalmente en el resto de los jugadores. El club está en plena lucha por el campeonato y un tema como este sólo puede afectar negativamente al plantel, ya sea dividiéndolo, alejándolo del cuerpo técnico o simplemente desconcentrándolo, y muestra de ello son el público apoyo a Chupete de figuras como Paredes, Valdés y Fierro, o el descontrol de los jugadores en cancha que suman expulsiones en los últimos 4 partidos.

La línea que separa a un jugador de ídolo y modelo a “vaca sagrada” es muy fina, y el trato que deben tener los clubes con este tipo de jugadores siempre es muy delicado, pues éstos muchas veces abusan de su imagen, fama y llegada que han conseguido con la hinchada. Es un reto que los clubes deben asumir con presteza, habilidad y valentía, especialmente en el plano comunicacional, analizando detalladamente las consecuencias económicas, mediáticas y deportivas de sus decisiones para no terminar convirtiéndose en los malos de la película, afectando seriamente su relación con terceros interesados y la imagen del club.


Consiguientemente, este caso es un partido de diversos frentes para Colo Colo, de incierto panorama y con aristas que podrían propinarle derrotas muy dolorosas; el tiempo dirá como resuelve esta bomba. No será fácil, menos sin una importante pieza como Humberto Suazo.